miércoles, 17 de febrero de 2010

Parafraseando a Benedetti. Por Adelle Achar

El poema de Mario Benedetti, Táctica y Estrategia, es realmente pertinente al hablar de planeación estratégica en cualquier tipo de escenario. Se trata de un acercamiento a algo o alguien, un intento por entrar y quedarse en un lugar de manera efectiva y duradera.

Mi táctica es mirarte, aprender como sos. El primer paso es observar, literalmente conocer a las personas a las que queremos llegar. Como comunicadores, tenemos que ser conscientes de que nuestro mensaje no va a ser efectivo si no conocemos a nuestra audiencia: su contexto histórico, económico y social, hábitos, gustos, miedos, preocupaciones, problemas e ideología. El mensaje debe ser creado teniendo todo eso en cuenta, tratando de pensar de la misma manera que el receptor, intentando hacer una sincronía.

Mi táctica es hablarte y escucharte. Esta frase aborda el tema de la retroalimentación. Después de emitir cualquier mensaje, debemos de observar la reacción que provoca, de ésta manera sabremos si fue efectivo o si es necesario modificarlo, sabremos el impacto que tuvo y podremos trabajar en base a eso. Somos nosotros los que debemos adecuarnos a nuestros consumidores. Es esencial conocer el entorno en el que nos movemos para así poder encontrar o desarrollar las herramientas necesarias para influir en él.

Mi táctica es quedarme en tu recuerdo. El objetivo último de un comunicador es ser memorable. Al hablar de publicidad el caso no podría ser más claro, el mensaje que se emite debe poseer ciertas cualidades que permitan su persistencia en la mente del consumidor, para que de esa forma tenga la marca en cuestión presente en el momento de elegir, o para que conozca el producto o servicio y simplemente lo desee. Vivimos en un mundo en el que hay una sobrecarga de información, una persona promedio está expuesta a alrededor de 3000 mensajes publicitarios al día, la competencia es incalculable. Es por eso que es necesario que el mensaje emitido sea original, claro, emotivo, que tenga una dirección, que introduzca algo nuevo en el espectro.

Mi táctica es ser franco… y que no nos vendamos simulacros. Esta frase habla de la honestidad. Antes que nada, un comunicador debe ser confiable, lograr que aquellos que lo escuchan perciban su figura como sincera y real. Sobre todo en el ámbito mediático, lo que el consumidor busca es sentirse identificado con los mensajes que recibe, esto no es posible si no tiene confianza en quien los emite. Ser sincero tal vez no sea la tarea más fácil, pero a la larga, es lo que le dará al comunicador la posibilidad de entrar y perdudar en la mente de quienes lo escuchan.

Mi estrategia es que un día cualquiera, no sé ni sé con qué pretexto, por fin me necesites. Crear en el consumidor una necesidad, o al menos una ilusión de necesidad. Una marca, persona o programa mediático es capaz de crear hábitos, o más bien, de ser un hábito, ser indispensable; sólo es cuestión de saber usar las herramientas existentes a su favor; es necesario conocer la condición humana, ese torbellino de deseos, miedos, emociones e incertidumbre, partiendo de eso, el producto que se va a crear debe de apelar a ser la pieza que encaja perfectamente en el rompecabezas, algo que quizás no estaba ahí antes pero se siente como si hubiera estado siempre . Si se llega a este punto, se puede decir que la estrategia fue exitosa.

En el poema se distingue claramente la diferencia entre táctica y estrategia. La táctica engloba los diferentes pasos que hay que seguir para llegar a un objetivo determinado, éste objetivo es la estrategia: que me necesites. Para eso, lo que voy a hacer es mirarte, aprender cómo eres, hablarte, escucharte, ser franco, quedarme en tu recuerdo, ser, derrepente, parte de ti.

El poema de Benedetti es probablemente un poema de amor, sin embargo, la relación que se debe de construir entre el comunicador y su público es de un carácter similar: Construir con palabras un puente indestructible, es decir, lograr establecer un vínculo estrecho y duradero por medio de una comunicación eficaz. Al igual que un enamorado corteja al objeto de su afecto, el comunicador debe cortejar al público, seducirlo y atraerlo hacia él, mostrar claramente sus cualidades y las cosas que tienen en común. Ser audaz y atrevido para llamar su atención por sobre los demás. Convertirse en aquello que viene a llenar un vacío, para así permanecer efectivamente en su mente y su corazón.

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